En
esos días se levantó otro grupo de personas que prestaban atención a la
vida interior. Hace como sesenta años, el Señor salvó a un comerciante
de porcelana llamado Roberto Pearsall Smith. El vio que la santificación brota de la consagración, lo cual difiere bastante de la santificación que mencionaba Wesley. Smith predicaba una santificación que proviene de la consagración y la fe, mientras que la santificación de la cual Wesley hablaba era una vida a la que uno llegaba gradualmente después de consagrarse. De hecho, ambas enseñanzas son válidas. Hannah Whitall Smith, que siguió la línea de Smith, escribió un libro titulado El secreto de una vida cristiana feliz.
lunes, 30 de junio de 2014
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